Louisiana es un estado fascinante, de cultura criolla y
cajún, con antiguas plantaciones, elegantes mansiones, ensenadas con musgo
negro colgando de frondosos robles y cipreses, sinuosas carreteras y además,
por supuesto, New Orleans, cuna del jazz de Dixieland y centro gastronómico del
sur.
Gran parte de Louisiana está matizada con la cultura y la lengua francesas,
aunque han pasado casi dos siglos desde que Napoleón Bonaparte vendiera estos
territorios a los Estados Unidos. Los residentes de habla francesa se
clasifican en dos grupos: los criollos, que habitan principalmente New Orleans
y los cajúns, que viven en la región pantanosa.
A través de todo el estado fluye el Old Man River, el poderoso río Mississippi,
que ha configurado la historia de Louisiana y sigue siendo una fuerza vital en
la vida del estado.
Louisiana tiende a ser húmeda la mayor parte del año, con cálidos veranos
(alcanza los 32°) e inviernos frescos (baja a unos 18°). Tiene una geografía
baja, con colinas cubiertas de pinos, en el norte, y llanuras y pantanos
aluviales en el sur.
La navegación y la pesca son actividades muy populares gracias a su litoral
marítimo y a sus abundantes ríos, lagos y ensenadas. Es factible contratar
excursiones de pesca en la mayoría de los puertos pequeños del Golfo de México,
y la variedad de especies deportivas no lo decepcionarán.
New Orleans, principal acceso a la gran vía fluvial del Río Mississippi, que ha
dado vida al comercio en el interior del país, es el resultado de una rica
mezcla de culturas y la ciudad ideal para quienes buscan entretenimiento y
buena mesa. Su posición estratégica hizo que fuera muy codiciada por españoles,
franceses, británicos y norteamericanos.
El Vieux Carré, como se conoce al Barrio Francés, con sus angostas calles, sus
históricos edificios, los jardines y filigranas de hierro forjado de sus
patios, caracterizan a New Orleans. Aquí, en una zona de 70 calles a la orilla
del río, encontrará Bourbon Street, con sus cabarets y clubes de jazz, algunos
de los mejores restaurantes de la ciudad, excelentes museos, tiendas, hoteles y
mucha historia.
Levántese temprano y pasee por sus calles, cuando las primeras luces de la
mañana acentúan el relieve de las fachadas de los viejos edificios. Deténgase a
disfrutar una taza del famoso café con chicoria y beignets en el histórico
French Market, a la orilla del río. Vea las obras de artistas callejeros en
Jackson Square y visite después la antigua y bella Catedral de San Luis (1794).
Aunque se llame Barrio Francés, su arquitectura es legado de la ocupación
española, lo cual se evidencia en los edificios Pontalba, el Cabildo, el
Presbiterio y otras construcciones que rodean la plaza.
En este distrito encontrará la pintoresca taberna Old Absinthe House (siglo
XVIII), el Museo Estatal de Louisiana, que ocupa varias construcciones
históricas, y el Moon Walk, un paseo elevado a lo largo de la ribera. De aquí
zarpan los barcos (algunos con rueda de paletas) que hacen excursiones por el
Mississippi.
El Acuario de las Américas tiene una completa exhibición de vida marina y un
túnel transparente que le hará sentir como si estuviera bajo el agua.
Suba al antiguo tranvía St. Charles para hacer un recorrido por el Garden
District, y vea sus elegantes casas antiguas, o visite el zoológico localizado
en el Parque Audubon, célebre por su sección de aves tropicales, o acérquese
hasta el Museo de Arte de New Orleans, notable por sus colecciones de cristal,
huevos Fabergé y arte renacentista.
El lugar distinguido que ocupa New Orleans en el mundo gastronómico se debe
principalmente a las delicias de la cocina criolla, feliz combinación de cocina
francesa y española, enriquecida con especias y el sazón de recetas africanas y
de los indios choctaw y de las tribus del oeste.
Un plato favorito, el jambalaya, es un aromático cocido de arroz con camarones,
carne de cangrejo, ostiones, tomate y jamón o salchichas. Otras recetas
criollas muy apreciadas son: filete gumbo, tarta de langostinos, bouillabaisse,
café brulet, sopa de quimbombó y beignets para el desayuno, es decir, donas
cuadradas sin agujero.
Camine por el Barrio Francés y escuchará los conmovedores acentos del jazz de
New Orleans, que inundan el ambiente. El Preservation Hall podrá disfrutar del
jazz tradicional interpretado por algunos de los músicos más viejos y
respetados del género.
El Carnaval es la celebración más importante de la ciudad, durante su
transcurso toda la ciudad se entrega a un frenético climax de excitación, con
desfiles de disfraces, festivales, espléndidas fiestas privadas, música y
bailes públicos.
Hacia el norte de New Orleans, siguiendo el curso del Mississippi, la carretera
Great River conduce a Baton Rouge, capital del estado, y a algunas de las casas
mejor conservadas de las plantaciones sureñas de la época anterior a la Guerra
Civil. De New Orleans y Baton Rouge salen autobuses turísticos comerciales que
recorren las plantaciones.
En el lado norte del río está la plantación San Francisco, con sus fachadas
ornamentadas. Deténgase en la plantación Mount Hope en Baton Rouge, construida
en 1817 y rodeada de elegantes jardines. El pequeño St. Francisville es un
museo viviente lleno de construcciones anteriores a la Guerra Civil. Acuda al
Museo Histórico West Faliciana o visite la fastuosa mansión Rosedown.
Los cajún, acadios que emigraron de la Nova Scotia canadiense, se establecieron
en el oeste de Louisiana y allí desarrollaron una cultura única. Esta es una
región fascinante, de alegre música cajún, bailes y canciones. Encontrará
cultura cajún en Lafayette, New Iberia, St. Martinsville y Opelousas.
Autor: Gustavo Gentimessa |